One Organon, en la práctica
Organon México es uno de los seis países de la compañía que cuentan con una planta manufacturera, que representa una inversión de 50 millones de dólares para la empresa. Desde ese sitio exportan a otras naciones y tres continentes los medicamentos que ahí se fabrican.
Desde la primera vista, la compañía se diferencia de las farmacéuticas tradicionales. Si bien la respalda un legado de casi un siglo, sus líneas tanto interna como externa toman lo mejor de la actualidad, para mantener una comunicación fresca, pertinente, humana, cálida y cercana. Sus instalaciones al sur de CDMX conforman un centro fácilmente distinguible, porque parte de su fachada está cubierta con murales realizados por únicamente artistas urbanas mexicanas (graffiti), una representación de la vocación social de la farmacéutica, al igual que de su ambiente organizacional.
Con esto último nos referimos a que el equipo de líderes de la transnacional está representado, en su mayor parte, por mujeres –ellas conforman al 70% del cuerpo directivo– con vasta experiencia en su ramo. Esto como un rasgo congruente con la vocación de la empresa, pero también como un aspecto consistente con sus políticas internas de comunicación y de trabajo.
Estos conceptos los han englobado bajo una cultura única, basada en valores, que identifican como “One Organon”, una iniciativa que busca que todos los colaboradores de la empresa –integrada por más de 500 trabajadores en México y 9,500 a nivel global– trabajen como un solo equipo. Para lograrlo, han desarrollado foros y espacios de convivencia que van más allá de la operación cotidiana y que buscan generar conversaciones y conexiones que permita agrupar, a través de distintos intereses, a todos los participantes.