E: ¿Cómo pueden las mujeres aprovechar a su favor las diferencias que muchas veces se ven como algo negativo o que frena su carrera, por ejemplo, la experiencia y el aprendizaje de la maternidad y la gestión del tiempo en el trabajo?
TB: Las mujeres tenemos unas habilidades muy bien entrenadas porque nos hemos visto obligadas a hacer muchas cosas a la vez, a estar en diferentes frentes, somos muy resilientes, somos muy perseverantes y además somos muy exigentes. Así que todo esto son habilidades que sí podemos trasladar al mundo de la empresa, pero no nos engañemos: el tiempo es un recurso y si tú tienes poco tiempo, tienes menos recursos. Menos recursos para formarte, para dedicarte a un proyecto importante, para viajar si tu trabajo necesita que viajes. Y no tener este tiempo es una desventaja y no podemos negarlo. Y, además, hay otra cosa: se nos ha vendido que las mujeres tenemos una habilidad para hacer varias cosas a la vez, pero esto es mentira y lo explico en el libro. Está demostrado por los estudios que la idea de que somos multitasking, este mito de la superwoman no existe. Las mujeres, igual que los hombres, podemos hacer dos cosas que no sean incompatibles a la vez. Yo puedo estar fregando platos y escuchando un podcast. Pero lo que no puedo hacer es estar trabajando en algo serio o estar en un curso virtual, y además cocinar, atender mensajes del colegio u organizar las comidas de la semana. Esto no puede ser. Por lo tanto, para mi una asignatura pendiente de las mujeres es reivindicar su tiempo y el valor que tiene su tiempo, porque muchas veces no le ponemos ni siquiera precio y el tiempo está cuantificado en dinero. El tiempo, en la sociedad que vivimos, nos guste o no, tiene un valor económico. Y las horas dedicadas al cuidado tienen un valor económico y no nos está remunerado este tiempo.
E: En el libro hay una frase: ‘Trabaja menos, véndete más’. ¿Cómo podemos vendernos mejor?
TB: Nos vendemos cuando somos capaces de hablar de lo que sabemos, de lo que bien que trabajamos sin avergonzarnos de ello. Cuando lo podemos explicar tranquilamente y sin arrogancia. Cuando podemos hacer público algún logro o nuestros propios conocimientos, por ejemplo publicando post interesantes en las redes sociales, acerca de un premio que hemos recibido, de un curso que hemos hecho… Pero nos podemos hacer más visibles internamente, en las reuniones, participando más, defendiendo nuestras opiniones, situándonos en espacios donde se nos vea y no en rincones, hablando alto y claro. Esto es una forma de venderse, en lugar de hablar dubitativamente, de una forma muy modesta y discreta, a veces hasta con falsa modestia, porque nosotras estamos muy seguras de lo que vamos a decir, pero tenemos que simular que somos humildes. Mientras que ellos, como están educados para expresarse con seguridad, aunque no estén seguros de lo que están diciendo, siempre van a venderse mejor. Y eso es una clara desventaja, porque si un superior me tiene que elegir a mi y no conoce lo que hago y lo que está haciendo mi compañero, pero él se vende mejor, está claro que él tiene ventaja.
E: Otro tema que aborda en el libro es cómo decir ‘no’. ¿Por qué nos cuesta tanto decirlo y cuál es la mejor forma de hacerlo?
TB: Nos cuesta decir ‘no’ porque nos han educado para ser sumisas, dóciles y, sobre todo, para agradar a los demás. Y un no no le gusta a nadie, por eso no nos gusta decir ‘no’ y no nos gusta poner límites, nos da un poco de miedo. Incluso cuando alguien no está molestando con sus comentarios o porque se acerca demasiado, nos cuesta a veces poner estos límites. ¿Por qué? Porque tenemos que resultar siempre agradables, tenemos que ser amables, serviciales. Pero esto es algo que ya forma parte, o debería formar parte, del pasado, porque ahora mismo nosotras podemos decir ‘no’ cuando algo no nos interesa y no tenemos que temer la respuesta de la otra persona, no tenemos que temer el conflicto. Porque muchas veces lo que nos pasa es que no queremos generar esta tensión. Esto es un hábito. En el momento en que empiezas a concienciarte de que tienes unas opiniones, unos derechos y que tienes que defenderlos, empiezas a decir ‘no’. Los primeros cuestan un poco, los demás ya no cuestan. Y por eso es tan importante que empecemos en algún momento. Veremos que no solo no pasa nada, sino que vienen muchos beneficios después.
E: ¿Qué es la brecha de confianza de género que también mencionas?
TB: Pensamos que llegará un momento en el que no somos capaces de asumir determinados puestos directivos. Ahora la fuerza laboral de la mayor parte de los países occidentales es femenina, sobre todo en algunos sectores, pero cuando entramos a cargos directivos desciende notablemente la presencia femenina. Y aquí hay varios factores, se dice que uno es la maternidad, que no se confía en nuestras capacidades de liderazgo en las empresas, pero muchas veces también las propias mujeres no confían en ellas mismas para ocupar estos puestos de liderazgo. ¿Por qué? Porque no nos vemos como líderes, no nos han educado para esto. Nos han educado para estar detrás de o al servicio de. O para estar en tareas de mucha responsabilidad pero más en la sombra. Esto es un tema de confianza en nosotras mismas. No le pasa a todo el mundo, hay mujeres que sí tienen la confianza en sí misma, pero hay factores que las apartan de ciertos puestos directivos, especialmente a partir de cierta edad.
E: Y aquí también es importante crear esta marca personal y comunicarla.
TB: La marca personal es una de las grandes herramientas que tenemos las mujeres profesionales para defender nuestras carreras y nuestro futuro. Yo tengo que hacer todo lo posible para poder elegir la empresa donde voy a trabajar y mi puesto de trabajo y mi destino. Para poder elegir, tengo que tener un buen CV, estar preparada pero, sobre todo, quien me contrate me tiene que ver como un valor. Y para que me vean como un valor, tengo que trabajar mi marca personal. Si no me conoce nadie, puedo estar entre otras muchas personas con un buen CV, parecido el mío. Y ya no hablemos de las redes, de estar en algunas redes o al menos en algunos ámbitos. Si tienes una marca fuerte, aunque sea solo en tu sector, si te han reconocido unos méritos, tú no vas a buscar nada, sino que es la gente la que viene a buscarte a ti. Te viene a buscar un headhunter o una editorial para que publiques un libro. Y esto es un bucle que va in crescendo. Pero, claro, tú tienes que empezar, porque las cosas no vienen solas. ¿Cómo te va a buscar la gente si no te conoce? Tienes que hacerte un plan, hacer todo lo posible para tener esta visibilidad y sobre todo también para dar la imagen que tú quieres dar. Eso se llama en marketing ‘posicionamiento’. Yo tengo que buscar mi posicionamiento en el ámbito laboral, en función de mi personalidad, de mis valores y, muy importante, del sector en el que estoy.
E: ¿Se ha vuelto más complicada la comunicación para las mujeres con el trabajo a distancia?
TB: Nos ha afectado mucho y además en negativo, porque probablemente aunque tanto el hombre como la mujer estaban en casa, teletrabajando, la mujer ha sido la que se ha seguido ocupando de los hijos y esto le ha llevado a situaciones de estrés, cansancio, incluso a la depresión. Pero, además, ahora que hemos vuelto a la presencialidad, muchos trabajos han permanecido como híbridos, pero hay muchas mujeres que han visto la comodidad de conciliar y estar en casa y han perdido presencia en el lugar de trabajo físico. Y eso significa pérdida de visibilidad, porque la información clave en una empresa circula en el momento del café, en la máquina de fotocopias, en los pasillos, en reuniones informales y si no estás, no te enteras de nada, pierdes información muy importante y que te ayuda a tener capacidad de influencia en los demás y de estar enterada de lo que está pasando. Y por otra razón: si no te ven, no se acuerdan de ti, por muchas reuniones virtuales que hagas. Es importante este contacto presencial. Y otra cosa importante es que en las reuniones virtuales hay mujeres que no encienden la cámara, que no participan, y hay que participar activamente. Es otra forma de mantener esta visibilidad. Tenemos que prepararlas bien, participar desde el primer momento, no apagar la cámara, hacer todo lo posible para no quedar en la sombra, en el olvido.
E: ¿Qué pueden encontrar los hombres que decidan leer este libro?
TB: Van a comprender cómo nos sentimos las mujeres hoy en día en la empresa, qué dificultades tenemos y, sobre todo, conocerán nuestro estilo de comunicación. Es importante que lo lean porque nos ayudarán a encontrar este punto de encuentro, estas sinergias que seguro podemos tener entre hombres y mujeres. Y, muy importante, los hombres pueden regalar este libro a las mujeres que aman, porque las van a ayudar muchísimo. Se van a empoderar y no hay que tener miedo a esto. Hay hombres que tal vez tienen miedo de este poder de las mujeres. Y no se trata de esto, sino de construir entre todos una sociedad mejor y, al final, cuando las mujeres empiezan a liderar, se ha comprobado que las empresas tienen mejores resultados y no solo las empresas, sino la sociedad en conjunto.