A continuación, tres mujeres comparten cómo llegaron a un consejo pese a que no fue parte de su plan original como profesionistas.
1. Modelos a seguir
“Yo no tenía intención de formar parte de un consejo, no porque no quisiera, sino porque no sabía que era una opción siquiera”, dice Luz Marina Martínez, hub leader de Hitachi Energy.
Su carrera en el mundo de la tecnología empezó en 1991 y la ha llevado a ocupar puestos administrativos, financieros y gerenciales, en países como Colombia, México y Suiza. Y aun así, no vislumbró que un siguiente paso en su carrera sería un asiento en un consejo.
Fue hasta 2012 que asistió al evento Women’s Forum, y que escuchó a directivas de otros países y distintas industrias que emprendió un camino de preparación para lograr un espacio.
“Ver a mujeres poderosas siempre me ha inspirado, pero ver a otras mujeres siendo consejeras compartiendo su conocimiento activó en mí la necesidad de retarme para llegar a un siguiente nivel de exigencia y responsabilidad profesional”, explica.
Para Martínez, ser miembro de un consejo de administración fue una vía para incidir en el máximo nivel de autoridad de una empresa, desde su expertise financiero, pero también como mujer.
Una vez que llegó a ser CFO, decidió que como consejera de Hitachi quería poner al servicio de un consejo los años de trabajo que le tomaron llegar a ese punto.
¿Cómo relacionarse con el poder?
2. Oportunidades de tomar una postura
Por su parte, Ana de Saracho, directora de Asuntos Públicos y Regulación de Telefónica y miembro del consejo de un consorcio en el que la empresa forma parte desde 2010, cuenta que ella tampoco había considerado llegar a un consejo, sino hasta que por parte de la empresa en la que trabaja le ofrecieron la oportunidad de hacerlo como un reconocimiento a su trabajo, pero también para representar y defender sus intereses en el GTAC, el consorcio que Telefónica formó en conjunto con las empresas Megacable y Televisa.
“Llevo 23 años de recorrido en telecomunicaciones, cuando me ofrecieron formar parte del consejo del consorcio dije que sí porque he estado rodeada de hombres en un sector donde sólo 36% son mujeres y eso si tomamos la pirámide completa, pero acá conmigo somos pocas. Tomar esos espacios es un statement de lo que podemos hacer las mujeres”, dijo.
De Saracho recuerda que durante la mayor parte de su carrera en el sector fue la única mujer en la mesa. Y aunque no se había planteado ser consejera, sí se preparó para lidiar con el hecho de que ser mujer podría ser un desventaja en una industria tan masculinizada.
“Me fui preparando para poder llegar a un puesto directivo, sobre todo para desarrollar mis habilidades blandas porque es cierto que cuando se conforma un consejo se consideran factores como conocimientos técnicos, pero también ciertos perfiles de liderazgo, por eso quise aprender y pulir mis habilidades al máximo”, dijo.
El Índice de Diversidad de Género en Consejos de Administración 2020, que realizaron el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE y la organización Women on Board, mostró que 28% de las empresas listadas en las bolsas de México no contaban con ninguna mujer en sus consejos, es decir, 37 empresas tienen consejos sin mujeres y en 38 empresas sólo hay una mujer en el consejo.