Cuando una mujer comete un error en su vida pública o simplemente cuando las cosas no salen como la gente espera hay un castigo social el cual proviene de la carga estigmatizante de que “no pueden porque son mujeres”, apunta. “Crecimos en una estructura en la que las desventajas las tenemos las mujeres y nos miden con la vara masculina. por eso al momento de gestionar una crisis nos va peor a nosotras”.
Existen distintos estilos para dirigir una empresa o un gobierno, de acuerdo con Orozco. Por ejemplo, el año pasado se destacó la gestión de mujeres que gobiernan países como Islandia, Dinamarca y Nueva Zelanda, respecto a la pandemia de COVID-19, pues pudieron contener el contagio de manera muy temprana. ¿Qué hizo la diferencia? La comunicación que dirigieron a su población fue diferenciada; al hablar se dirigieron, por ejemplo, a los niñas y niños o a personas de la tercera edad. Y aun así, sólo 7% de los países tienen una mujer al frente de su gobierno.
Antonio Ocaranza, director de la agencia OCA Reputación, asegura que independientemente de la empresa o entidad en que ocurre una crisis, siempre hay un componente de género en la reacción que se tiene debido a la conformación de los comités.
“Estamos muy lejos de poder integrar en México esas concepciones de género en el sector privado, para empezar porque los comités que son responsables de tomar decisiones en una crisis tienen una subrepresentación en términos de género”, señala.