La economía circular ha cobrado fuerza en los últimos tiempos como un nuevo modelo integral, más sustentable y equitativo, y que puede convertirse en una oportunidad para incorporar a las mujeres de lleno al sistema y en condiciones más igualitarias de participación y retribución.
En un nivel muy elemental, la economía circular se basa en la reutilización, el rediseño, reciclaje y la remanufacturación de bienes y materias primas que ya tuvieron un uso original, pero cuya vida útil puede extenderse, explica Andrea Cabrera, consultora de la iniciativa Recicla Unicel. Por tanto, requiere que el sistema actual de producción se transforme para que deje de extraer, producir y desperdiciar.
La economía circular también fomenta un cambio de mentalidad y cultura, en el que se puede incrementar la participación de las mujeres en el sistema económico.
Carlos Brown, académico y fundador del Instituto del Sur Urbano y de analista de la organización Progressive International, considera que éste es un modelo “feminizado”. Nació con Ellen MacArthur, una deportista de élite que acuñó el concepto, que está abierto a una mayor participación de las mujeres en su configuración.