“Es un tema complicado. Yo tenía claro que quería meter a mis hijos a los tres meses a la guardería y ya no pude hacerlo. Ahora me da miedo llevarlos por el tema de COVID-19. Sin embargo, desde mi privilegio, puedo contratar a alguien para que me apoye”, dice Erreguerena, luego de explicar que esposo tiene que acudir a su empleo de forma presencial, lo que reduce el tiempo de asistencia y cuidados compartidos en la casa.
La Organización Mundial del Trabajo (OIT, por sus siglas en inglés) advierte que datos de Brasil, Chile, Costa Rica y México muestran que las mujeres con hijos que viven en pareja han experimentado descensos más pronunciados que los hombres en la participación en la fuerza laboral. La caída está relacionada con la pandemia y es más pronunciada en el caso de las mujeres que viven con niños menores de seis años.
En México , el porcentaje de participación laboral para mujeres es de 36.5% y para mujeres con hijos de 29.1%. Mientras que para los hombres, hay una tasa de 87.6% y para hombres con hijos de 91.1%, de acuerdo a los datos de la OIT.
Vanessa García trabajaba hasta el pasado noviembre en el sector bancario. Recuerda los meses antes de su despido debido a un recorte de personal con cansancio. “Llegaba a las 7 de la noche después de recoger a mi hijo de casa de mis papás y además, yo realizaba las actividades domésticas como preparar la cena, barrer y hacer la tarea con mi hijos”. Pese a la pérdida de trabajo, ve la situación como una ventaja, porque puede pasar más tiempo con sus hijos, que también están en casa, y no tiene que hacer malabares entre las tareas domésticas y las del trabajo.
El rol de las empresas en la crisis de género
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha sido contundente: la pandemia de COVID-19 ha generado, hasta ahora, un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región. Ante la actual crisis, las jornadas laborales se intensifican.