“Las mujeres tienen un rol fundamental en la producción de berries y caña de azúcar. En berries, porque se requiere precisión y cuidado en la cosecha, y en caña, porque actividades como la selección de brotes y el deshierbe han sido tradicionalmente realizadas por mujeres. Nuestro diferencial en el agro son las habilidades específicas que aportamos”, explica Dania Paola Gámez Cruz, ingeniera en Biotecnología Vegetal.
“El problema no es solo que no haya protección social, sino que también hay poca capacitación para que las mujeres del campo puedan acceder a mejores oportunidades. No basta con reconocer su trabajo, hay que dotarlas de herramientas para que puedan exigir sus derechos”, agrega Dania Paola Gámez Cruz.
A pesar de su papel crucial, el 91% de las mujeres jornaleras no tiene acceso a seguridad social y solo el 3% cuenta con un contrato formal (
CONEVAL
). En términos salariales, la brecha de género es evidente: una mujer jornalera gana en promedio 201 pesos por día, mientras que un hombre percibe 228 pesos (
Censo Agropecuario 2022 – INEGI
). Esta situación se replica en todo el país, sin importar el cultivo o la región.
“No podemos hablar de sustentabilidad sin reconocer el papel de las mujeres en el campo. Son ellas quienes garantizan la estabilidad alimentaria, no solo en términos de producción, sino también en la transmisión de conocimientos y la preservación de la biodiversidad”, señala Adriana Luna Díaz, directora de Tierra de Monte.
“Las condiciones laborales para las mujeres jornaleras no han cambiado significativamente en las últimas décadas, a pesar del crecimiento de la industria agroexportadora. Es un tema que necesita atención urgente, no solo por justicia social, sino porque el sector depende de ellas para sostener su productividad”, advierte Adriana Luna Díaz.
“Si hoy Estados Unidos recibe frutas y verduras frescas en sus supermercados, es porque hay una cadena de trabajo que comienza en el campo mexicano, y gran parte de esa labor recae en mujeres. No reconocer su papel es una omisión que perjudica a todos, no solo a ellas”, enfatiza Adriana Luna Díaz.
México ha logrado consolidarse como una potencia agroexportadora gracias a la mano de obra de sus jornaleras. Sin embargo, mientras el 91% de ellas siga sin acceso a seguridad social, y la desigualdad salarial y la precariedad laboral sigan marcando sus vidas, la deuda del sector con sus trabajadoras seguirá creciendo. La pregunta no es si el país puede permitirse mejorar sus condiciones, sino cuánto tiempo más se va a permitir sostener un sistema que genera miles de millones sin garantizar derechos