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Solo el 19% de liderazgo tech en México es femenino: ¿cómo aumentarlo?

En México, menos del 25% de las mujeres eligen STEM y solo el 19% lideran en tecnología. Luz Saucedo comparte cómo romper barreras y construir un futuro más inclusivo desde la infancia.
mar 10 diciembre 2024 07:10 AM
Sólo el 25% de las mujeres elige carreras STEM en México, y entre ellas, sólo el 19% son de tecnología específicamente
Muejres en STEM

Imaginen esto: un cuarto lleno de computadoras que ocupan el espacio de una sala completa, refrigeradas como si fueran cajas fuertes llenas de oro. Ese fue el punto de partida de Luz Saucedo, ingeniera industrial que ha sido testigo y protagonista del avance de la tecnología en México. “Empecé en la web menos cero y ahora estamos en la web tres”, dice con una sonrisa, resumiendo en una frase una carrera que une educación, tecnología y un persistente optimismo por el futuro.

Luz no solo es una pionera en el ámbito tecnológico; su historia es una metáfora del desarrollo tecnológico en México y de cómo las mujeres, a pesar de los obstáculos, han encontrado maneras de contribuir, innovar y liderar. Desde los días de los inmensos ordenadores IBM hasta las conversaciones sobre blockchain e inteligencia artificial, su experiencia es un ejemplo del papel que pueden jugar las mujeres cuando las condiciones se alinean con el acceso, la educación y la inclusión.

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La realidad actual en México pinta un panorama complejo. Según datos de la UNESCO, menos del 25% de las mujeres mexicanas eligen carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y solo el 19% de los puestos de liderazgo en tecnología están ocupados por mujeres. Estas cifras no son solo números: representan sueños truncados, barreras estructurales y una cultura que, aunque está cambiando, todavía impone límites a las mujeres desde muy temprana edad.

En casa, muchas niñas enfrentan mensajes que, aunque sutiles, moldean profundamente sus aspiraciones. Luz lo explica con un ejemplo cotidiano: las jugueterías divididas en rosa y azul. Las niñas reciben muñecas, los niños, juegos de construcción. Esta narrativa, repetida una y otra vez, les dice a las niñas que hay espacios donde no pertenecen. A esto se suma el peso de una familia que, con las mejores intenciones, puede desalentar a las jóvenes de perseguir sueños en campos dominados por hombres. “La primera limitante muchas veces es la familia. Te dicen: ‘¿Vas a trabajar con puros hombres? Mejor busca otra carrera’”, recuerda Luz.

Para ella, el cambio comienza desde lo cotidiano, incluso desde una simple conversación. “Todos educamos, ya sea en reuniones familiares, con amigos o en la escuela. Esas interacciones son oportunidades para mostrar que la tecnología no es un mundo ajeno, sino uno donde todas podemos estar”. En su propia familia, esas pequeñas interacciones se convirtieron en momentos para desafiar estereotipos, plantear preguntas y abrir puertas.

En el ámbito educativo, el panorama también plantea retos enormes. Según el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), más del 50% de los estudiantes en México no alcanzan un nivel adecuado de comprensión lectora al terminar la secundaria. Este déficit tiene un impacto directo en su capacidad para interactuar con la tecnología de manera crítica. Luz es contundente: “Si no puedes entender un problema, la tecnología no será la solución”. Sin embargo, ve una oportunidad en las comunidades de aprendizaje y la educación informal como herramientas poderosas para empoderar a las nuevas generaciones.

La inteligencia artificial (IA) representa una de las oportunidades más emocionantes, pero también desafiantes, para cambiar este panorama. Para Luz, la IA tiene el potencial de democratizar el acceso al conocimiento, siempre que se utilice de manera inclusiva. “La IA no es algo que debamos temer; es algo que debemos entender”, explica. Programas educativos y talleres que Luz ha desarrollado enseñan no solo a usar estas herramientas, sino también a comprenderlas y adaptarlas a las necesidades locales. “En vez de prohibir que los estudiantes usen tecnología en clase, hay que enseñarles cómo hacerlo de manera efectiva. Lo vimos con los celulares en la pandemia: al final se convirtieron en una herramienta clave”.

Un grupo que a menudo queda fuera de la conversación sobre tecnología es el de las personas mayores. En México, solo el 6% de los adultos mayores son usuarios regulares de internet, según la Asociación de Internet MX. Luz ve en esto una oportunidad desaprovechada. La tecnología podría mejorar significativamente la calidad de vida de esta población, desde aplicaciones para monitoreo médico hasta plataformas educativas y herramientas de comunicación. “Los adultos mayores no necesitan la última tecnología; necesitan soluciones que sean prácticas, fáciles de usar y que resuelvan problemas reales, como la salud o el acceso a información confiable”.

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La falta de mujeres en tecnología también tiene implicaciones más profundas. Sin diversidad en los equipos que diseñan las herramientas digitales del futuro, estas corren el riesgo de perpetuar desigualdades. Por ejemplo, estudios globales han demostrado que los algoritmos de inteligencia artificial tienden a reflejar los prejuicios de quienes los programan. La visión de Luz es clara: el futuro de la tecnología debe ser inclusivo y considerar las necesidades de todos los usuarios, desde niñas que empiezan a explorar su curiosidad hasta mujeres que buscan reinventarse en sus carreras y adultos mayores que necesitan soluciones prácticas.

A pesar de las cifras desalentadoras, hay avances significativos. Iniciativas como Laboratoria, que capacita a mujeres para ingresar al mundo de la tecnología, están transformando la narrativa. Más del 70% de las egresadas de Laboratoria encuentran empleo en roles tecnológicos en menos de seis meses, demostrando que, con el apoyo adecuado, las mujeres pueden prosperar en esta industria. Luz también destaca el poder de las redes de mentoría y sororidad: “Si estás en tecnología, busca (o conviértete en) una mentora. Un simple café puede cambiar la vida de alguien que recién comienza”.

Luz insiste en que el cambio requiere esfuerzos colectivos, desde las familias hasta las empresas y las instituciones educativas. Las niñas necesitan ver a más mujeres en roles tecnológicos; los adultos mayores necesitan herramientas diseñadas para ellos; y las comunidades necesitan espacios donde el aprendizaje sea accesible y colaborativo. “Diseñar tecnología para las personas no significa solo pensar en lo más avanzado, sino en lo más útil. Hay que preguntarse: ¿cómo resuelve esto los problemas reales de la gente?”, reflexiona.

Al final, Luz deja claro que la tecnología no es un territorio restringido ni un desafío imposible. Es un espacio lleno de oportunidades que debe ser accesible para todas las personas, sin importar su género, edad o contexto. Su mensaje no es una invitación ingenua, sino una declaración de posibilidades: “La tecnología no es exclusiva de unos cuantos, pero para aprovecharla necesitamos acceso, educación y, sobre todo, la decisión de participar”. Y eso es algo que podemos empezar a construir desde hoy.

10 consejos para impulsar un México con más mujeres en tecnología

  1. Desafiar los estereotipos desde la infancia: Cambia la narrativa desde los primeros años. Fomenta que las niñas exploren áreas como ciencia, tecnología y matemáticas, exponiéndolas a juguetes, actividades y materiales que estimulen su curiosidad por la tecnología. ¿Por qué no regalar un kit de robótica en lugar de una muñeca?
  2. Visibilizar referentes femeninos: Las niñas necesitan ejemplos de mujeres exitosas en tecnología para imaginarse en esos roles. Comparte historias de figuras como Ada Lovelace, Hedy Lamarr, o mexicanas como Blanca Treviño, CEO de Softtek, para mostrarles que los límites no existen.
  3. Incorporar programas STEM en escuelas públicas y privadas: Impulsa iniciativas que integren ciencia y tecnología como parte del currículo escolar desde la primaria. Instituciones educativas y gubernamentales pueden colaborar con organizaciones que ya están formando niñas y mujeres en estas áreas, como Laboratoria o Technovation Girls.
  4. Crear espacios seguros de aprendizaje: Desarrolla clubes de programación, laboratorios tecnológicos o hackatones donde las niñas y mujeres puedan experimentar sin miedo a ser juzgadas. La confianza crece en comunidades donde se sienten apoyadas y comprendidas.
  5. Mentorías personalizadas: Las mentoras pueden marcar la diferencia. Establece programas de mentoría donde mujeres en tecnología acompañen y guíen a estudiantes y profesionales emergentes. Luz Saucedo lo dice claro: "Un simple café puede cambiar la vida de alguien que recién comienza".
  6. Diseñar tecnología inclusiva: Las empresas tecnológicas deben desarrollar herramientas pensadas para diferentes perfiles, incluyendo niñas, mujeres y adultos mayores. Un diseño inclusivo asegura que la tecnología no solo sea avanzada, sino también útil y accesible.
  7. Romper con la brecha digital en zonas rurales: Muchas niñas en áreas rurales no tienen acceso a computadoras, internet o programas educativos avanzados. Iniciativas como bibliotecas digitales móviles o programas comunitarios pueden cerrar esta brecha y abrirles nuevas posibilidades.
  8. Incluir la perspectiva de género en políticas públicas: Los gobiernos deben establecer metas claras para aumentar la participación femenina en carreras tecnológicas, ofreciendo becas, incentivos fiscales para empresas que contraten mujeres en STEM, y apoyando a madres trabajadoras con horarios flexibles y guarderías.
  9. Educar a las familias: La familia tiene un papel clave en el apoyo y las decisiones de las niñas. Organiza talleres para padres y madres donde aprendan a eliminar prejuicios, alentando a sus hijas a perseguir sueños en tecnología. "Todos educamos", recuerda Luz, y esto empieza en casa.
  10. Promover redes de mujeres en tecnología: Fomenta la creación de comunidades donde mujeres en tecnología puedan conectarse, compartir experiencias y apoyarse mutuamente. Redes como Women in Tech y Girls in Tech México ya están haciendo un gran trabajo, pero necesitan más difusión y alcance.
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