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“Respetar las redes es fundamental para la educación digital de las infancias”

El libro “Mamás y papás en lo virtual” es una guía para orientar a las familias a que puedan aprender a usar la tecnología de manera segura y positiva para sus hijos/as.
jue 06 junio 2024 01:34 PM
Angie Contreras, autora de "Mamás y papás en lo virtual"

Que son peligrosas y anulan la creatividad de los niños y las niñas. Que ya nada “es como era antes”, y que la tecnología nos quita lo que nosotros, como adultos, tuvimos la suerte de vivir en nuestras infancias: contacto con la naturaleza, jugar a la rayuela, hacer competencias de canicas o autos con cartón.

Para muchas mamás, papás y cuidadores o cuidadoras, la tecnología -principalmente, las plataformas de juego, los videos y las redes sociales- es un tema con muchas etiquetas, y gran parte de ellas indican que es “mala para nuestros hijos e hijas”. Generan miedo, frustración y también, resignación sobre el papel que podemos jugar en ese territorio.

Sin embargo ahí están, y llegaron no sólo para quedarse sino también, para atravesar cada año que pasa de manera más transversal y constante la vida de las nuevas generaciones.

Entonces, ¿Qué hacemos? ¿Seguimos demonizándolas o aprendemos su lenguaje, sus códigos, sus alcances y sus limitaciones, para también ayudar en ese espacio a que el aprendizaje de los y las más chicas pueda ser saludable?

“El libro Mamás y papás en lo virtual” es un proyecto de 3 años de experiencias, historias, y documentación de preocupaciones de madres y padres, así como la mirada de niñas y niños entre los 9 y 12 años, que recogimos a través de talleres focales, sobre la interacción de sus hijos con las redes sociales y el mundo digital”, señala Angie Contreras, autora del texto junto a Liz Romero.

Contreras es comunicadora y miembro del Consejo Asesor de de TikTok en temas de seguridad para Latinoamérica y Romero, abogada y maestra feminista, además de mamá.

Juntas forman parte de Cultivando Género, una organización de la sociedad civil en Aguascalientes, que desde hace siete años trabaja por una cultura de paz para niñas, niños, adolescentes y mujeres a través de formaciones en derechos digitales, acoso y hostigamiento sexual tanto en ámbitos laborales como escolares, derecho al cuidado como un derecho humano, interseccionalidad y derechos de las personas trans.

Y este mes lanzaron este texto en donde, a través de dibujos hechos por los propios niños y niñas, frases y reflexiones hechos por ellxs y sus papás, mamás o cuidadores/as, exploran a profundidad de cómo las redes sociales y la tecnología impactan la vida de niños y adolescentes, y cómo los padres pueden abordar estos desafíos.

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¿Cómo surge la necesidad de crear el libro?

El libro surge después de otro libro que hicimos en 2019. Nos dimos cuenta que, aunque habíamos hecho un manual respecto a temas de seguridad en línea, seguía habiendo muchas inquietudes. Principalmente en las madres, que son quienes siguen quedándose en las labores de cuidado y de crianza. Seguían con dudas sobre qué podían hacer, como mamás, para poder cuidar a sus hijos o hijas en este espacio.

Recorrimos escuelas y varios espacios con el texto, para dar talleres y escuchar lo que las infancias y sus cuidadores o cuidadoras decían. Y este libro es un reflejo de esas conclusiones, y una propuesta para poder tener herramientas para educarnos como adultos y adultas a prevenir lo que nos da miedo del mundo digital y acompañarlos en la socialización digital saludable de ellos y ellas con sus pares.

Hablas de sociabilización a través de lo digital: ¿Cómo funciona?

Es que ahora la forma de vincularse ya no es a través de una banda de rock, ahora tal vez es una de K-pop. Y las causas también van cambiando, los propósitos, lo que mueve a los de las siguientes generaciones. Conforme vamos avanzando, van cambiando también las formas como nos estamos vinculando, a través de qué temas y también, de qué espacios generamos comunidad. Y el mundo digital es el que los conglomera a todos.

Están buscando pertenecer a grupos, porque se están viendo que compañeras y compañeros están dialogando de las tendencias, están haciendo el baile, conversando sobre el trending de maquillaje o participando en estos retos.

¿En qué espacios se pueden prevenir estas potenciales violencias digitales?

La prevención de las violencias no es algo que toque a las escuelas o a las familias de forma individual. Tiene que ser un trabajo en equipo, y por eso hablamos de la “corresponsabilidad digital". Y por eso en las charlas incluímos no sólo a espacios educativos, sino a mamás y papás, abuelas, hermanas mayores y algunos papás.

¿A qué te refieres exactamente con “corresponsabilidad digital”?

Hoy, las infancias y adolescencias quieren estar en lo digital porque es el espacio de moda, de socialización natural que tienen. Se usa para muchas cosas, incluyendo la generación de pertenencia con sus compañeras y compañeros del salón.

Entonces, la propuesta de este libro es acompañar a que los adultos no se queden afuera de esto y que aprendamos a saber qué hacer respecto a la influencia de la tecnología en la vida de las infancias, y cómo transmitírselo a ellos y ellas.

Hablando de violencias digitales, así como en un golpe podemos registrar una violencia porque lo vemos, porque hay un moretón o algo visible, ¿en qué cosas, a qué clase de síntomas debemos prestar atención para detectar que nuestros hijos pueden estar viviendo alguna violencia digital y cuáles pueden ser esas violencias?

Las principales es que hay cambio de actitudes. Por ejemplo, es de aislarse, traen su teléfono o están jugando videojuegos y en cuando pasa la persona adulta luego luego como que tapan el teléfono o es como que bloquea la pantalla. O sea, ¿qué está pasando? ¿por qué no quería que viéramos algo? ¿Que no estemos presentes en esta conversación o este juego?
O el tema del teléfono, que haya miedo a la notificación. Si escucha que el celular de mamá o papá timbra y se sobresalta, se asusta, también puede ser una señal. Porque uno de los tipos de violencia que ocurren en línea es el amenazar con avisar a mamá o papá, “yo le voy a escribir a tu mamá o papá y le voy a contar lo que estás haciendo”, ¿no? O “le voy a mandar estas fotos”.
También cambios de actitudes a nivel escolar. Por ejemplo, ya no quieren ir a la escuela. Porque finalmente su grupo también está dialogando en lo digital, y quizás compartieron algo, comentaron algo, y ese niño o niña está sufriendo acoso digital.

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¿Surgieron nuevas violencias en función de lo digital o son las mismas pero trasladadas a lo digital?

Creo que aplican las dos. O sea, están estas violencias, por ejemplo, acoso, extorsión, fraude, el bullying, que ya existían en lo físico y que ahora también se pasan a lo digital, con su adaptación a lo digital. Y están estas otras violencias que, como tal, no estaban tan presentes en lo físico, pero que se incrementaron por lo digital. Por ejemplo, contenido íntimo. Pues antes, lo digital ha permitido que tú más fácil tomas una foto y la mandas. Y eso implica que es más fácil que se viralice. Antes, el tomarse la foto, pues, podría ser con una cámara, una cámara, pero ahí que la imprimías, etcétera, pues, era más difícil, era más complejo.

¿Desde qué puntos partían en las conversaciones con mamás y papás?

Primero, de transmitir y compartir -porque todos lo sabemos- que lo digital es algo para quedarse, y que es parte también de la forma en la que estamos socializando hoy en día todas las personas, sin importar la edad. Y que como vayan avanzando las infancias y las adolescencias en su desarrollo, van a estar en contacto con lo digital, si no es que ya lo están.
Entonces nos toca tenerle respeto a la situación, porque las niñas, niños y adolescentes tienen derechos digitales, como el acceso a la tecnología, a la información, a la banda ancha, a las telecomunicaciones. Son sujetos de derecho como todas las personas lo son, y como personas adultas no podemos negarles ese derecho. Lo que nos toca hacer es acompañarlos.

¿Y con qué casos se fueron encontrando?

Uno muy repetido eran niños o niñas diciendo que sus mamás o papás les crearon su cuenta de redes para poder controlar lo que ven. Pero el problema aquí es que cuando creamos cuentas de redes sociales con los mails de una persona de 30, 40 años, el algoritmo de esa red social va a estar configurada para que esa persona acceda a contenido apropiado para esa edad.
Y esos contenidos pueden ir desde cine o moda hasta imágenes violentas o con alto contenido sexual. Entonces, ese es uno de los principales problemas de este desconocimiento generacional: creer que porque le creamos una cuenta con nuestro mail estamos solucionando el problema.

¿En qué otras situaciones observaron consecuencias de esta discordancia entre generaciones respecto a lo digital?

Muchos niños y niñas, o adolescentes, nos decían: “Es que me dicen que es Internet es malo, o que las redes sociales son malas, pero yo veo que mis papás se ríen de las redes sociales, que se mandan muchos memes o que graban las fiesta de cumpleaños paar compartirlo con los demás, todo el tiempo”.
O sea, están viendo que sus madres y padres interactúan en lo digital continuamente, pero diciendo “tú no puedes porque es malo”. Y no hay esa conversación de por qué es malo o qué es lo que está mal, o por qué los adultos sí y los y las niñas no.
También, que las infancias y las adolescencias crean redes sociales y plataformas sin dialogarlo con padres y madres. Y cuando no les cuentan, si sucede alguna violencia, tampoco les van a contar.
Entonces tenemos a personas adultas que desconocen lo que está pasando en lo digital, de infancias a adolescencias que tal vez están pasando por situaciones de violencia, pero no quieren contarle a mamá o a papá porque si se enteran, viene el regaño: “Te dije que no abrieras esa red social”
Ahí lo que decimos es: “el enojo no es aliado”. Primero hay que garantizar su seguridad, y ya luego nos enojamos, pero primero la seguridad.

Opino subjetivamente como mamá, que a veces una hace esas cosas por desconocimiento, no por mala intención. Entonces, ¿cómo salir de ese adultocentrismo y partir de ese otro lugar?

¡Claro! Casi siempre es así. Por eso la importancia de informarnos y educarnos en este tema. Y aceptar que todas las personas adultas tenemos una mirada adultocentrista, porque vivimos en un sistema que nos dice cuáles son nuestros roles de edad, género, de trabajo. Y hemos crecido viendo y se nos ha dicho que las personas, entre más adultos seas, más razón vas a tener.
Entonces, justo por eso invitamos a cuestionarnos esas prácticas; a cuestionar, a ver, ¿a ti qué te han dicho? ¿Qué te decían cuando tenías esa edad, la edad de tus hijas e hijos? “Me decían que yo no podía hablar, que no podía interrumpir, que no podía tener una opinión”.
“¿Y tú cómo te sentías? “, “Yo me sentía ignorada. Que me ignoraban, o que no era tan inteligente”.
Pues eso, entonces, ¿cómo se sienten ahora tus hijos? E invitar también a creer que en lo digital, pues las personas, no solamente en lo digital, sino que en todo, no lo sabemos todo. Y la seguridad de los pequeños en lo digital se puede lograr de una manera más amable, más amorosa.

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Entonces, ¿Cómo protegerlos y protegerlas de la inseguridad?

Una de las cuestiones importantes a tener en cuenta es que las infancias y las adolescencias saben de herramientas para su seguridad. Tiene los básicos. No contestarle a personas desconocidas, no aceptar salidas de amistad a alguien que no conoces, desconfiar si alguien te quiere regalar algo, que son las cuestiones que en general nos genera más miedo como personas adultas. ¡Las saben! Y aún así, lo hacen. Y aún así, responden el mensaje de alguien desconocido.
Entonces, ahí entra de, ¿por qué lo hacen? Porque estamos hablando de que las infancias están generando un sentido de pertenencia en lo digital. Y dicen: “nada más me asustan con algo que no sé si existe, pero me quieren asustar”. Ahí está el tema con las infancias: en que si seguimos sin explicarles por qué no, o qué consecuencias podría haber, y cómo cuidarse -igual que les damos tips cuando van por las tortillas para que se cuiden-, va a haber un gran hueco de información, el cual es sumamente peligroso.

¿Y cómo se inician esas conversaciones?

Para que haya confianza tiene que haber comunicación. Entonces, como personas adultas, si mi hijo o hija me está contando que vio en Instagram la foto de no sé quién o que está jugando un videojuego, aunque en principio no esté yo totalmente de acuerdo con algo, acercarse desde la curiosidad y el respeto, involucrarnos.
Conversar, preguntar y escuchar. ¿Te gusta ese influencer? A ver, muéstramelo, ¿de qué trata? Y esa palabra, ¿qué significa? Que nos empiecen a contar, que vean que tenemos interés de saber más. Y no solamente el interés de “eso está mal”, está horrible, quítalo.
Eso también ayuda a empezar a generar una mirada crítica a lo que están viendo. No es solo porque están mal, sino porqué están mal. Invitemos a cuestionar de, oye, ¿tú crees que burlarse de otras personas está bien? Ah, oye, ¿tú crees que maltratar a un perrito está bien? O sea, a partir de lo que están viendo. Y no solamente le están mal porque están mal.
Ganarse la confianza justamente de lo que están viendo, lo que están escuchando, lo que están haciendo en redes sociales, sobre todo va a ayudar en el tema de violencias. Que si algo te hace sentir mal, si algo te está incomodando en lo digital, tengas la confianza de contárselos.

Más allá de leer su libro: ¿Cómo se continúa aprendiendo de un tema que es tan complejo y nuevo, y que a la vez cambia tanto como la tecnología?

Pidiendo ayuda, maternando y paternando en colectivo. Tal vez yo no les sé picar a eso, pero tal vez tengo una amiga que sí sabe cómo funciona mejor TikTok, o sí sabe cómo funciona Instagram. No es malo preguntar. Como personas adultas preguntemos a nuestra persona adulta de confianza, y así como preguntamos, ¿cómo preparas ese platillo que te quedó riquísimo? Pues preguntemos también sobre estas herramientas de seguridad digital. Oye, ¿tú cómo lo hiciste para bloquear esto?
Segundo, acercarse a las organizaciones que hoy trabajan sobre seguridad digital, porque pueden tener algún taller, algún manual, algún recurso que puede justamente servir justo para generar esa reflexión.
Y no tener miedo a lo digital. Realmente puede parecernos aterrador este mundo digital tan infinito y que luego a veces no sé dónde ando, pero no hay que tener miedo, sino echar manos de los recursos que se pueda para acercarnos a ella.

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