Las historias de Rocío, María y Carolina* en los últimos años son muestra de que ahora hay más mujeres migrantes. “Se ha elevado el que la mujer decide migrar sola y trae con ella a sus hijos. Los perfiles más comunes que nosotros hemos identificado son cuidadoras solas […] mujeres adultas jóvenes”, dice en entrevista Adriana Torres, asistente de Monitoreo y Evaluación del Programa CBI y Vivienda de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Sus casos coinciden con la contingencia sanitaria y, de acuerdo con el micrositio
Observatorio Género y Covid-19 en México
, hasta 2018, las mujeres representaban entre 20 y 25% de los flujos migratorios en tránsito irregular. Sin embargo, a partir de octubre de 2018 se observó un cambio en la migración, y en 2019 las mujeres y las niñas representaron 40% de las personas detenidas en estaciones migratorias en todo el país.
Desde hace más de cinco décadas, agrega el Observatorio, las mujeres son la mitad de las personas que migran en el mundo. Pero ellas tienen tiempos y formas de migrar distintos a los de los hombres, pues están atravesadas por las violencias de género.
Blanca Navarrete, directora de Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), asociación civil que trabaja con personas en movilidad y LGBTTTIQ+ en Ciudad Juárez, explica que de enero a septiembre han atendido 133 casos de mujeres sobrevivientes de violencias de género.
“Un número importante de estos hechos han ocurrido en su lugar de origen, principalmente en el triángulo norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador). Esto nos demuestra que la violencia basada en género es también una causa por la cual las mujeres optan por moverse de sus países de origen”, sostiene Navarrete.
Adriana Torres y Blanca Navarrete coinciden en que las violencias de las que huyen las mujeres en sus países de origen se perpetúan también en su tránsito por México, y no acceden a servicio médico, atención psicológica y tampoco reportan estas situaciones porque se les discrimina por ser personas migrantes.
“Muchas de las mujeres que atendemos (de Honduras y El Salvador), han sido víctimas de violencia, y en específico, violencia sexual durante el camino […] son víctimas de delito, pero no acuden a la fiscalía por miedo. Muchas llegan a la frontera norte con un estado emocional fracturado”, especifica Torres.
Rocío, María y Carolina comparten el haber dejado Centroamérica entre los 20 y 25 años de edad por amenazas de muerte por parte de hombres a ellas mismas o a sus familiares y la promesa del “sueño americano”. Las tres tienen la intención de ayudar económicamente a sus padres, madres y hermanos desde Estados Unidos.
“Muchas de ellas son mujeres jefas de familia, tienen mucho la carga emocional de las deudas adquiridas en el país de origen para hacer el tránsito o, si están acá solas, cómo enviar el dinero a sus familias que se quedaron allá”, contextualiza la directora de DHIA.
El
Observatorio Género y Covid-19 en México
reporta que, en general, a partir de 2019 las mujeres migrantes se enfrentan a políticas migratorias más restrictivas, lo que incrementa las condiciones de vulnerabilidad en su tránsito y al llegar al país de destino, como sucedió con Rocío, María y Carolina, las mujeres migrantes son retornadas.
Acciones dirigidas a las personas migrantes en pandemia
Para hacer frente a estas afectaciones, que se han visto agravadas por la pandemia, el Gobierno de México ha llevado a cabo algunas acciones, según reconoce el propio Observatorio Género y COVID-19.
En este sentido, la Comisión de Ayuda al Refugiado (Comar) se adaptó a la situación realizando entrevistas de elegibilidad a distancia y recibiendo solicitudes de asilo. Al mismo tiempo el gobierno aplica protocolos sanitarios en Centros para Migrantes para prevenir COVID-19 en la frontera norte.
Por su parte el Instituto Nacional de Migración ha creado un
Protocolo de Actuación para la prevención y atención de casos de COVID-19
en las Estaciones Migratorias y Estancias Provisionales, avalado por la Secretaría de Salud y el Comité Internacional de la Cruz Roja. Y se ha desarrollado un
Plan Operativo de Atención a la Población Migrante
.
Respecto a las acciones a favor de las mujeres migrantes, las organizaciones de la sociedad civil lograron una resolución histórica en la que un juez ordenó 11 medidas para proteger la vida y salud de las personas migrantes y sujetas de protección internacional.
También se han distribuido despensas e insumos sanitarios y se ha dado atención y acompañamiento en línea, telefónico y físico al tiempo que se han estado documentando violaciones a derechos humanos.
“En julio vimos muchos casos de violencia sexual hacia las mujeres. Allí era muy importante darles información de los derechos que tienen para ejercerlos, y creo que eso es vital, es muy importante que la atención que reciben sea integral […] que también estemos cuidando la parte física y la parte mental”, refiere Vanessa Lizárraga, asociada de Protección en ACNUR México.