Humphries explica que comprender los perfiles de riesgo ayuda a entender cómo la prevención y el contagio de VIH están influenciados por factores biológicos, socioconductuales y estructurales.
"Para las mujeres, se consideran factores como la confianza de la pareja, el valor social de las relaciones, su riesgo percibido y las consecuencias económicas y sociales que se producen como resultado de su uso. Todo esto sucede en el contexto de las desigualdades estructurales que sustentan el riesgo, cosas que los individuos no siempre pueden controlar", dice en entrevista.
Asimismo, destaca las dinámicas de poder en las relaciones como un riesgo adicional para adolescentes y mujeres jóvenes sexualmente, pues al estar en una posición de desventaja (edad, poder, capacidad adquisitiva o que ejercen algún tipo de violencia de género) se dificulta que sostengan discusiones sobre salud sexual con sus parejas.
"Los contextos de alta pobreza femenina y dependencia de la pareja, el poder y las desigualdades de género de estas relaciones aumentarán el riesgo de infección por el VIH y pueden limitar la capacidad de las adolescentes y mujeres jóvenes para negociar prácticas sexuales seguras", advierte.
Por su parte, Aurora del Río Zolezzi, secretaria Académica del Instituto Nacional de Salud Pública, recuerda que la OMS estima que, en las relaciones heterosexuales, las mujeres son de dos a cuatro veces más vulnerables a la infección por VIH que los hombres.
"Una de las razones de esta mayor vulnerabilidad es la magnitud del inóculo, es decir, el semen de un varón infectado contiene una cantidad de células infectadas por VIH muy superior a la presente en los fluidos vaginales de una mujer infectada", explica.
Del Río sostiene también que las mujeres suelen necesitar transfusiones sanguíneas más frecuentemente que los hombres, sobre todo por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto y ese puede ser otro factor de riesgo en algunos lugares.
No obstante, afirma que los factores sociales son aquellos que más vulneran a las mujeres porque las normas sociales determinan patrones de conducta diferentes para cada uno de los sexos, que se traducen en desigualdades para las mujeres en distintas esferas de la vida social.
"Muchas mujeres no conocen las prácticas sexuales de sus compañeros fuera de los límites de la propia relación de pareja, por lo que no tienen conciencia de estar en riesgo. La mayoría de las mujeres no pueden cuestionarle al marido su conducta y, si lo hacen, se exponen a situaciones de conflicto potencialmente violentas. Aún más, aquéllas que sí tienen alguna percepción de estar en riesgo es poco lo que pueden hacer para negociar la adopción de medidas que las protejan de un eventual contagio", asegura.