Éste es, además, el principal mensaje de la campaña internacional anual Octubre Rosa, ya que es en esa franja de edad donde empieza a aumentar el riesgo de padecerlo.
Sin embargo, una parte del personal sanitario mantiene sus dudas ante esta incitación masiva a la detección.
Les preocupa sobre todo el riesgo de "sobrediagnóstico", ya que una mastografía puede detectar un tumor que no se convertirá necesariamente en un cáncer de pecho.
Pero como es imposible saberlo con antelación, habrá pacientes que, por precaución, se someterán a un tratamiento que algunos médicos consideran "innecesario".
La polémica tuvo mucho presencia pública en los años 2010 pero, desde entonces, el debate médico apenas ha avanzado.
"En los últimos años no ha habido elementos que permitan aclarar el debate", explica a la AFP el oncólogo británico Paul Pharoah, que defiende una posición "con matices" respecto a esta técnica.
Para él, proponer un programa de detección generalizado se basa tanto en "conjeturas" como en "pruebas concretas".