Otro factor que suele entorpecer el crecimiento y formalización de los emprendimientos de las mujeres es el sexismo que se traduce en cuestionamientos de su capacidad por factores personales.
Lissette Velez Franco, directora de Bloom Tulum, una empresa de bienes inmobiliarios en Tulum y Ciudad de México, fue nombrada como la directora Comercial más joven del Ramo inmobiliario por Tempo a sus 33 años, pero el camino como emprendedora no ha sido fácil.
“En mi caso han sido algunos factores como la edad, el ser tan joven hace que constantemente cuestionen tu capacidad y conocimiento. El ser mujer y estar en tacones genera una imagen de vulnerabilidad y no es así, hay mujeres que tenemos mucha fuerza, somos constantes, productivas y nos apasiona nuestro trabajo.
Creo que las mujeres debemos quitarnos el miedo, debemos seguir preparándonos, darnos la oportunidad de desarrollar nuestros talentos”, dijo Velez.
El falta de acceso a financiamiento es otro factor clave, más si éste tiene que ver con requisitos que no considerarían pedir a un hombre.
Imco reporta que en 2018, menos de 30% de las emprendedoras tuvo acceso a un crédito bancario formal, pese a que de cada 100 mujeres que piden un préstamo para invertir en su empresa, 99% salda su deuda por completo, según Women’s Entrepreneurship Report 2019.
Juana Ramírez, fundadora y directora de SOHIN -una empresa que brinda soluciones hospitalarias- trabajó como consultora y maestra en la Universidad Panamericana para poder fondear su proyecto de salud.
“Conseguir inversión fue complicado en un inicio, por eso tuve que vender mi automóvil y seguir trabajando, para poder tener suficientes recursos para operar”, narró en entrevista con Expansión Mujeres.
Cuando buscó rondas de inversión para Sohil Ramírez se había casado, hecho que condicionó el tipo de preguntas que recibió en entrevistas. “¿Cómo te vas a organizar con tus obligaciones en casa?”, “¿qué vas a hacer si te embarazas?”. Y aun así siguió con el proceso porque necesitaba capital. Sin embargo, ya a punto de firmar el acuerdo, decidió no recibir el dinero de un fondo de inversión porque le pusieron como condición nombrar a un director general para la empresa que ella misma fundó y que ella misma pretendía dirigir, como lo ha hecho desde hace 12 años.
En otra ocasión, para un préstamo bancario le pidieron que su esposo firmara el pagaré que ella recibiría.