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Las duolas en México: compañía y la profesionalización de los cuidados

En México, la asistencia de una duola oscila entre los 12,000 y 27,000 pesos por sus servicios.
lun 10 mayo 2021 05:01 AM
Las duolas en México: compañía y la profesionalización de los cuidados
La labor de las doulas

Pami Parras es madre, periodista por profesión y duola post parto por convicción. Después de que su tercer bebé nació, se separó de su pareja y tuvo replantearse cómo volver al mercado laboral porque, había acordado con su ahora exesposo que él trabajaría y ella se quedaría en casa al cuidado de sus hijes. Cuando las duolas que la acompañaron en su último parto se enteraron de su situación, le sugirieron que diera clases de lactancia porque ya había tomado cursos desde su segundo embarazo.

En griego, doula significa “una mujer que ayuda” y son precisamente mujeres que tienen una capacitación profesional para asistir a las madres durante su embarazo, parto y post parto.

Brindan apoyo físico a través de masajes, digitopuntura, aromaterapia, pero también apoyo emocional y contención a la madre y/o sus acompañantes.

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“La maternidad es construir y asistir la integridad e identidad de una persona, no sólo las labores de cuidado”, dice Pamela Parras respecto a la importancia de que las mujeres reciban atención después del parto, particularmente dirigida a ellas, no sólo a sus bebés.

Tuvo depresión post parto y no lo identificó en su momento, sino hasta que tiempo después, cuando empezó a capacitarse con el objetivo de dedicarse a orientar a las mujeres en este periodo de su vida. “Yo estaba muy reactiva porque estaba muy cansada, incluso aunque tuve duolas que me acompañaron”, dice.

Así fue que inició su camino como consultora dando un taller de Lactancia y otra clase de Cuidados de bebés. “Acepté y me capacité como consultora de lactancia. Después pensé en completar mi formación como duola post parto y me certifiqué en San Francisco”, dijo.

El enfoque de Parras es común para la mayoría de las mujeres: no puedes maternar en esta primera etapa si no tienes cosas resueltas como comida, ropa limpia, limpieza. Sin embargo, antes de empezar, hizo varios sondeos con el objetivo de hacer un estudio de mercado en distintos grupos de Facebook de mamás.

Las que dijeron que sí contratarían un servicio como el que ahora ofrece son mujeres que ya habían sido madres y que ya sabían por lo que se pasa después de parir.

“Las mujeres están muy solas y no siempre las mamás de las nuevas madres o las suegras son la mejor opción. También es delicadísimo que los ginecólogos sólo recetan ansiolíticos en lugar de canalizar a las mujeres a personas especializadas en cuidados terapéuticos”, advierte.

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¿Qué con los costos de los servicios de duolas?

Para Parra, profesionalizar y remunerar estos cuidados implica que más personas pueden acompañar a mamás, a bebés, a familias enteras. Y las personas que acceden a estos conocimientos, cuyo rigor puede ser la diferencia para esa mamá que contrate los servicios o no.

“Yo trabajo con familias que pueden pagar mis servicios, pero también con aquellas que tienen más dificultades y siempre estoy abierta a resolverlo de otro modo”, señala.

De acuerdo con Fernando Jiménez, director médico de El Nido Centro Materno Infantil, médico ginecoobstetra y partero, la asistencia de una duola oscila entre los 12,000 y 27,000 pesos por sus servicios.

Por ejemplo, Marea Dual, debido a la pandemia modificó su oferta para poder cumplir con las medidas de distanciamiento social. A través de sesiones de zoom, durante dos meses, ofreció acompañamiento a mujeres embarazadas por 115 dólares, alrededor de 2,300 pesos mexicanos.

Al igual que Parras, Jenny Bertha, directora de Centro Integral de Embarazo y Lactancia, trabaja con mujeres que no tienen dificultades para pagar sus servicios con dos objetivos: remunerar el trabajo que realizan mujeres y también subsidiar a otras familias que no pueden pagar por los servicios.

Cappa Latinoamérica, como se conoce al centro donde trabaja Jenny Bertha tiene presencia en Estados Unidos desde hace 23 años, y desde hace 10 en México, Ecuador, Bolivia, Panamá y República Dominicana.

“Yo estudié Matemáticas, pero me di cuenta de que yo era de estar con las personas. Por eso nació este proyecto que ha crecido con el tiempo siempre con la idea de que los cuidados son para las mamás, no para los bebés”, dice sobre las profesionales.

El Latinoamérica el programa de doulas puede iniciar desde el embarazo y terminar hasta después de los primeros tres meses de que nació el bebé, a diferencia del programa de Estados Unidos, donde los costos de trabajo doméstico y de cuidados son más elevados y pocas personas, en comparación de América Latina, pueden pagarlo.

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Las limitantes y la profesionalización de los cuidados

Las personas certificadas en Cappa no pueden dar consejos médicos, recetar o diagnosticar, a menos que sean médicos y se certifiquen como duolas. Su objetivo es brindar información a la mamá, pero también a las personas que la rodean, como su pareja o su propia madre.

Y la limitante médica no es sólo para Cappa, sino para los servicios de las doulas en todo el mundo porque, aunque la Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda que las mujeres sean acompañadas durante los partos, las doulas no sustituyen técnicamente las labores del personal médico, ginecológico, de enfermería ni de parteras.

Incluso, aseguradoras como Mapfre sostiene que uno de los problemas principales es que las funciones de las doulas no están reguladas en distintos países. malentendidos o bien si la doula no tiene una correcta formación y hacen hincapié en que una doula jamás se debe interponer entre las recomendaciones de médicos ni suplir la función de las matronas.

“En Latinoamérica es muy común que las abuelas cubran estas funciones que las duolas hacen, pero no cuentan más que con su experiencia -que aunque hubiera sido relevante y vasta- no es imparcial ni tampoco basada en evidencia científica”, afirma.

Por ello, sostiene que la principal razón para profesionalizar estos cuidados es asegurar que mujeres cuidarán a otras mujeres con base en un código de conducta y toda la experiencia práctica que pueden ofrecer.

Además, indirectamente se cuida la relación de las madres con las personas en su vida al evitar entrar en una dinámica de toma de decisiones sin la información adecuada. “La información garantizará la salud y bienestar de toda la familia”, afirma.

Por último, con el fin de dignificar al trabajo de mujeres a través de la certificación

“Si bien es un trabajo muy satisfactorio y humanitario, no es filantropía”.

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