¿Cómo es liderar en una área completamente masculinizada?
Tras diez años de haber iniciado su negocio, ya abrió tiene dos talleres, está a punto de abrir un tercero, y con planes de expandirse a Colombia, donde asegura que mantiene una buena relación con otros talleres de mujeres, que se especializan en transmisiones.
Para Catalán siempre ha sido importante aportar su perspectiva, también en cuestiones técnicas, pero que al final están relacionadas con la confianza, la piedra filosofal de su negocio.
“Manejar es un motivo de riesgo y empecé a comunicar y trabajar basándome en eso. Ahora las mujeres somos fundamentales en la elección del auto familiar y claro que las mujeres tenemos diferentes inquietudes al elegir un coche a la de los hombres. Nosotras pensamos en las necesidades de todas las familias, ellos no porque creen que no les toca hacerse cargo de cuidar a toda la familia hasta en el auto”, dijo.
Asimismo, el valor de su servicio a las mujeres está también en la posibilidad de comunicarse en un idioma que ellas entienden. “Hablar con la certeza de que no te están estafando y de que estoy entiendo todo lo que hacen a mi coche. Y nadie lo estaba haciendo y ahora las mujeres pueden entender qué pasa con sus autos, por eso 80% de mis clientes son mujeres”, dice.
"Se me abrió una oportunidad de negocio que es la confianza porque yo pongo los ojos donde no los pone el hombre"
Cristi
¿Y cómo se dio el crecimiento?
Como empresaria, sabe que lo más importante no es llegar, sino saber mantenerse en el ruedo.
“Antes atendíamos tres carros a la semana, ahora atendemos cinco al día en cada uno de los talleres. Supe que estábamos creciendo y que nuestras necesidades eran otras. Por eso propuse fortalecer nuestros canales de marketing y de escuchar a todos los asesores que trajéramos al equipo”, detalla.
Catalán considera que una de las debilidades de las pymes es que las personas que deciden emprender suelen hacer todo hasta que el agotamiento y autoexplotación los ahorcan. Primero porque se encariñan con su producto, pero también porque en etapas tempranas, en las que no se perciben aún ingresos, todos los costos operativos suelen verse como gastos.
“A mí me costó dinero y mucho trabajo aprender a delegar cosas. Pero supe que era lo adecuado después de que tuvimos problemas con impuestos, y todo porque era imposible que nosotros fuéramos expertos de todo. Desde entonces, tengo un contador, tres abogados, un asesor fiscal; también elegí a una productora para que llevara las redes del taller”, dijo.