María Elena Estavillo es economista y excomisionada del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Su trabajo por la equidad de género en la industria de las telecomunicaciones le ha llevado también a ser una de las cofundadoras de la organización Conectadas, una red de mujeres que impulsa el acceso y la participación de las mujeres en la toma de decisiones de la industria.
Para lograr un balance entre su trabajo, la organización y su vida personal y cuidar su salud mental, Estavillo se da un tiempo de desconexión del mundo y de unión consigo misma. "La música es en realidad una pasión, pero mis pasatiempos favoritos son leer y cultivar plantas", dice en entrevista con Expansión Mujeres.
Estavillo reconoce que no le dedica el tiempo que a ella le gustaría, pero siempre intenta no perder ese espacio de desconexión. "Tengo varias plantas, sobre todo orquídeas, que cuido en todos los aspectos y no dejo en manos de nadie más. Me relajan mucho y me dan un espacio de tranquilidad para tomar pausas del trabajo. Trato de tocar el piano al menos durante el fin de semana y tomo clases de canto y practico varias veces más. Leo cada vez que puedo, al menos unas páginas cada día. La música tiene el poder de colocarse por encima de todo y ponerme feliz. Nunca podría dejarla", cuenta.
La música, señala la excomisionada del IFT, le ha enseñado, por un lado, la importancia de ser constante, del esfuerzo, de la dedicación al detalle, pero también de buscar un equilibrio con el goce y la inspiración. Por otra parte, el contacto con la naturaleza le han enseñado a tratar de tener un balance y a disfrutar lo que hace día a día. "No todo es técnica", afirma.
En el caso de la exdiputada por Puebla, Lucero Saldaña, su hobbie le ha enseñado a establecerse objetivos y tiempos fijos. Además, le ayuda a descargar tensión. La política corre cada día desde hace 35 años, una actividad que se ajusta a la naturaleza de su empleo, pues necesitaba algo que le permitiera establecer una rutina sin necesidad de asistir a clases o lugares específicos y que pudiera realizar en solitario.
Cuando inició con esta actividad, no había tantas carreras o maratones como se organizan hoy. Tampoco nadie de su círculo compartía su afición, pero aprendió a disfrutarlo consigo misma.
"Lo hago por una hora y lo que me gusta es que puedo ir reflexionando, haciendo oración, mi agenda del día, hacer respiraciones, escuchar música o noticias. Me permite estar en sintonía con la naturaleza y he corrido incluso embarazada. Que llueva o que pase algo más no impide que lo haga, porque me llena", explica.
La actividad ha repercutido en su bienestar físico, pero también en habilidades que le sirven como profesionista, como un aumento en su nivel de concentración, energía y disciplina.
"Lo más difícil de empezar a correr es pasar la primera semana, después se viene la segunda y luego el mes", dice. Y agrega que es lo mismo con puestos de responsabilidad: las mujeres no se pueden perder en estrategias robustas y a largo plazo sin contemplar cumplir estas metas diarias.