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5 acciones para que las empresas (de verdad) celebren ‘a las mamitas en su día’

Lo mínimo indispensable para que una mamá que trabaja esté tranquila son las prestaciones de ley, apunta Carolina Montes.
vie 05 mayo 2023 06:08 AM
Madre trabajadora
Toda mamá que trabaja quiere un trabajo flexible, pero no a medias. El verdadero trabajo flexible es en realidad un ejercicio de apertura y confianza por parte del empleador, y de compromiso por parte de las madres, apunta Carolina Montes.

(Expansión Mujeres) - A mi papá le encantaba celebrar todo y regalar mucho. El Día de las Madres era uno de los festejos que más me gustaban porque más allá de ver a mi mamá contenta, me encantaba ver cómo mi papá -en complicidad con nosotros- preparaba la sorpresa.

Eso no me tocaba siempre, porque normalmente (en mi cumple, Navidad, Día del Niño o nomás porque sí) yo estaba del otro lado, recibiendo un regalo perfecto que solo él sabía dar. Desde que murió, hace 10 años, me resisto a todo festejo (cumpleaños incluido) porque aún me cuesta trabajo celebrar sin él.

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Pero el Día de las Madres es diferente por varios motivos. Primero, porque “la mamá es la mamá” y festejar a las madres que me rodean nunca está a discusión.

Segundo, porque mi hija mayor heredó de su abuelo ese don para que el festejado se sienta muy bien en su día y normalmente me tiene sorpresas; tercero y último, porque disfruto mucho ver la polémica en redes sociales acerca de lo que debe y no debe ser este día.

Uno de los aspectos que causa más controversia son los regalos. Que si son machistas, que si las marcas solo se aprovechan, que si es un día comercial… Las listas de regalos con las que nos bombardean están llenas de electrodomésticos, productos de belleza, servicios para relajarse o chucherías personalizadas (y medio cursis), todo envuelto en un paquete de romantización de esa abnegación que ya no necesitamos.

Independientemente de si las madres quieren tales regalos o no -que yo no me niego a varios de estos- me gustaría que las empresas y las marcas dieran a la maternidad el lugar que merece antes de atreverse siquiera a felicitar a las ‘mamitas en su día’.

Aquí van cinco no-regalos (más bien derechos) que las madres que trabajan deberían tener:

1. Lo de ley: prestaciones y no-discriminación

Lo mínimo indispensable para que una mamá que trabaja esté tranquila son las prestaciones de ley. Saber que puede acceder a guarderías y servicios de salud gratuitos -con todo y sus carencias-; tener certeza de que le respetarán las licencias de maternidad si se embarazan por primera vez o nuevamente es un gran alivio. Los empleadores deben respetar esos derechos sí o sí.

Por otro lado, la discriminación a las madres trabajadoras sucede de muchas formas. Hay compañías donde es evidente e incluso está casi institucionalizado -lo que es totalmente ilegal- y hay empresas donde la discriminación es sutil o más bien parte de la cultura y por tanto, difícil de probar.

Estar en una empresa que respete la maternidad (y la paternidad) es lo que todas queremos.

2. Un trabajo flexible

Toda mamá que trabaja quiere un trabajo flexible, pero no a medias. El verdadero trabajo flexible es en realidad un ejercicio de apertura y confianza por parte del empleador, y de compromiso por parte de las madres.

Para ello se necesita en realidad muy poco:

  1. Objetivos definidos
  2. Fechas de entrega
  3. Pocas reglas (eso sí muy claras)
  4. Supervisión mínima
  5. Empatía

“Las políticas de flexibilidad no funcionarán si son difíciles de entender, si los empleados y los gerentes no saben cómo usarlas o si varían mucho. Las organizaciones se benefician al desarrollar una estructura con principios que guíen la toma de decisiones y las expectativas de flexibilidad”, señala HBR.

Claro que hay empleos donde es más fácil hacer esto y hay otros que requieren de un sistema más tradicional, pero incluso dentro de ellos, la flexibilidad es más una mentalidad: es que a la madre no le dé miedo o vergüenza pedir días porque su hijo se enfermó o que pueda llegar tarde o salir antes por algún evento de sus criaturas y no sea ‘castigada’ por la empresa ni por los colegas.

Si como empleados se nos pide partir del entendido de que nadie es indispensable, como patrones también es fundamental comprender que las tareas pueden ser -al menos momentáneamente- cubiertas por alguien más. Y si la continuidad del negocio depende de una persona, hay problemas más serios de fondo.

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3. Un trabajo que respete los descansos

El respeto a los descansos es fundamental para una mamá trabajadora. Ante la imposibilidad de estar con sus hijos todo el día, poder desconectarse durante el tiempo fuera es sumamente necesario. Se trata de preservar el tiempo de calidad en la vida personal, para tener también productividad de calidad (no solo más horas) en el trabajo.

Durante la pandemia, en octubre de 2020, hubo una adición al artículo 68 bis de la Ley Federal del Trabajo para que los empleados no estén obligados a responder comunicaciones de trabajo fuera del horario laboral (la llamada desconexión digital ).

Así, respetar los descansos ahora también es cumplir la ley.

4. Salario igual al de los hombres

Si de por sí existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, esta se amplía cuando ellas son madres.

En México, el sueldo de las mujeres con hijos es hasta 40% menor que el de los hombres con hijos, de acuerdo con el estudio “El efecto de la maternidad en el empleo y los salarios en México”, del Colegio de México.

El llamado “castigo a la maternidad” empieza inmediatamente después del embarazo, según los autores. “La ‘pena’ es mayor para las mujeres que están casadas, son pobres o jóvenes”.

Así que los empleadores harían bien en revisar sueldos y la brecha que existe entre las mujeres y hombres que desempeñan un mismo rol.

5. Empatía como cultura laboral

Tener una cultura laboral donde la empatía sea un valor parece utópico y suena más bien a religión. Sin embargo, es necesario hablar de ello porque no hay una forma (tan) tangible de medirlo, pero puede tener grandes resultados y es posible lograrlo si los líderes se comprometen con ello.

Esto no solo es necesario y traería más beneficios para las madres, sino también para el resto del equipo y el negocio. Hace poco, uno de los directores con los que trabajo -que no tiene hijos- me dijo que no tenía que disculparme porque mi niña había aparecido en una junta.

Eso me motiva y me permite no solo ser una mejor madre, sino una empleada menos estresada y más enfocada en el negocio. Ojalá todos lo entendieran igual.

Los lugares de trabajo donde hay empatía tienen mayor colaboración, menos estrés y moral alta, según HBR.

La maternidad sí hay que festejarla, porque es una labor sumamente relevante. El cómo depende de lo que cada madre quiera, pero de parte de las empresas necesitamos más que el tradicional “felicidades, mamá”.

Nota del editor: Carolina Montes es mamá de dos niñas y es global growth SEO manager en una empresa transnacional. Después de varios años de trabajar en redacciones, cambió el periodismo por la mercadotecnia digital. Estudió una maestría en Estrategias Comerciales y está especializada en el crecimiento orgánico de las marcas. Es creadora de la comunidad Madres Trabajando y miembro de Latinas en SEO. Síguela en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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