Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Innovación es mujer, inclusión es innovación

Desde casa, ayudemos a eliminar mitos y dejar de considerar a las ciencias como asignaturas aburridas o complicadas, apunta Laura Tamayo.
mar 01 febrero 2022 08:00 AM
Innovación es mujer, inclusión es innovación
Las empresas enfrentan una creciente necesidad de atraer talento en las áreas de innovación, tecnología e ingeniería y la oferta de profesionales calificados en carreras STEM no alcanza a cubrir la demanda, señala Laura Tamayo.

(Expansión Mujeres) - Cuántas veces hemos escuchado las frases: “esa carrera no es de niñas”,¿va a estudiar ingeniería? ¡Qué rara! esa carrera es para hombres, ¿no?”, “está estudiando en lo que se casa”. Estos estereotipos tienen resonancia en el momento que una mujer decidirá qué carrera estudiar, inclusive, si es que decide estudiar o no.

La falta de talento femenino en las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), termina afectando profundamente el desarrollo y la innovación de nuestro país, coartando la capacidad de la mitad de la población mexicana y afectando, de manera importante, la creación de valor en México.

Publicidad

Para darnos una idea de esta situación, datos de la UNESCO indican que solo 28% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres. Además, el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) señala que en nuestro país solo 38% de las mujeres estudian carreras STEM; mientras que en edades tempranas solo el 9% de las jóvenes manifiesta interés en estudiar ciencias o ingeniería.

Y para hablar de nuestros tiempos, tenemos que sumar el impacto que la pandemia de COVID-19 ha tenido en las mujeres en general, pero con particular énfasis en aquellas que se dedican a la ciencia y a la tecnología, quienes han tenido que reducir sus horas dedicadas a la investigación y la publicación, debido a los cambios de estilo de vida y lugar de trabajo, así como el aumento de sus responsabilidades en el hogar.

Al hablar de inclusión en el mundo de la ciencia y tecnología es necesario iniciar hablando de los escasos esfuerzos que se llevan a cabo para aumentar la participación femenina en las carreras vinculadas con las STEM, es una realidad que tiene que abordarse, discutirse y solucionarse.

La promoción de la participación de cada vez más mujeres en este tipo de áreas es fundamental, no solo estamos hablando de los empleos del futuro que serán punta de lanza para la innovación, el bienestar social y el desarrollo sostenible de las nuevas generaciones, sino del empoderamiento de mujeres en una industria donde se necesita de su visión y talento.

Y es que actualmente las mujeres parecen preferir otras especialidades por encima de las matemáticas, física, química, programación y otras ciencias, debido a una cultura arraigada de este tipo de profesiones, las cuales pareciera que solo les corresponden a los hombres. Un dato que lo confirma es que solo el 29% de las mujeres en universidades públicas y 24% en centros de investigación pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Aquí es donde surgen las grandes interrogantes: ¿cómo podemos fomentar en las niñas y las mujeres la formación en las carreras STEM?, ¿cómo podemos capacitarlas para dirigir, innovar y prosperar en el ámbito tecnológico y científico?, ¿cómo podemos empujar este cambio cultural que ha mantenido a tantas mujeres en la raya de la innovación?

Primero, tal y como lo mencioné, es necesario concientizar desde temprana edad la importancia de la participación de mujeres en estas ramas; es necesario, también, transparentar el impacto que estas disciplinas tienen en el desarrollo económico de cualquier país; es fundamental destruir el mito de que las carreras científicas se limitan a permanecer en un laboratorio con poco futuro profesional y, sin duda, acabar con la percepción de que solo los hombres pueden hacerlo.

Las mujeres deben cobrar conciencia de esto desde la más temprana edad y eso implica cambiar pautas culturales en el seno de la familia y la formación elemental, incluso cambiar la idea de que son carreras aburridas.

Enfatizar el futuro de estas carreras es crucial, pues de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que para el año 2030, 80% de los empleos que actualmente son de mayor demanda, irán desapareciendo gradualmente y serán reemplazados por oportunidades relacionadas con carreras STEM.

Ante esta prospectiva, las empresas enfrentan una creciente necesidad de atraer talento en estas áreas de innovación, tecnología e ingeniería y la oferta de profesionales calificados en carreras STEM no alcanza a cubrir la demanda. En este sentido, la Encuesta de Ocupación y Empleo del INEGI, 8 de los 10 empleos mejor pagados son carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas; sin embargo, son muy pocas las mujeres mexicanas que pueden acceder a estos trabajos bien remunerados, solo el 12% de las jóvenes se gradúa en alguna carrera STEM.

Publicidad

Es una nueva revolución cultural, es necesario enseñarles a las jóvenes que las mujeres científicas son capaces de realizar grandes aportes en la formulación de las soluciones a los mayores problemas que enfrenta la humanidad. Existen casos muy relevantes como Donna Strickland, Premio Nobel de Física en 2018 gracias a su desarrollo de la tecnología láser, Frances Hamilton Arnold, la quinta mujer en ganar el Premio Nobel de Química después de Marie Curie, y en México destaca Janet Gutiérrez, acreedora al Premio de Investigación 2020 de la Academia Mexicana de Ciencias por sus investigaciones en biología, biotecnología, desarrollo sostenible y ecología.

Las mujeres pueden hacer la diferencia no solo en materia de desarrollo social, político y económico, sino también proponiendo soluciones a desafíos como el cambio climático, disminución de la pobreza alimentaria, salud y bienestar, alimentación y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible global.

Desde casa, ayudemos a eliminar mitos y dejar de considerar a las ciencias como asignaturas aburridas o complicadas. Desde el ámbito público, activemos políticas y programas transformadores con perspectiva de género, donde la innovación sea el eje rector.

Desde el sector empresarial, empecemos por remover los entornos profesionales preponderantemente masculinos, permeando el concepto de que los equipos diversos son más eficientes, productivos y creativos.

En realidad, ayudando a las niñas y a los niños para que decidan su futuro de acuerdo a sus gustos e intereses, sin nociones preconcebidas de sus roles de acuerdo al género, estamos cuidando el mayor generador de riqueza de nuestro país: el ingenio e imaginación de sus habitantes.

La colaboración de todos estos actores será fundamental para que las niñas puedan acceder a alternativas de educación y generemos estos espacios inclusivos donde podamos acompañarlas, cobijarlas y visibilizarlas con el objetivo desarrollar el talento femenino en estos campos que, sin duda, son los de mayor potencial económico y los más relevantes para enfrentar el siglo XXI.

Nota del editor: Laura Tamayo es Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad en Bayer México. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Tags

OpiniónMujeresInnovaciónInclusiónEmpresasTecnología

Health Café

Publicidad