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Mónica Aspe: "Cada vez que somos la primera en algo, es la última que lo somos"

Mónica Aspe fue confirmada como CEO de AT&T, la primera mujer que en liderar una empresa de telecomunicaciones en México, luego de un año de interinato y muchos retos.
jue 11 marzo 2021 12:38 AM
Mónica Aspe
Mónica Aspe fue nombrada directora general interina de AT&T en abril de 2020, poco después de que la pandemia de COVID-19 explotó en México

Mónica Aspe se convirtió el 10 de marzo en la primera mujer en dirigir una empresa de telecomunicaciones en México. Aunque venía siéndolo desde abril de 2020, cuando AT&T, la empresa en la que se desempeñaba como vicepresidenta de Asuntos Externos y Comunicación Corporativa la nombró directora general interina. Ahora, con su confirmación marca un precedente en el país. Y es consciente de su importancia. “Cada vez que fuimos la primera en algo, es la última vez que somos la primera”, dice la directiva. Este ya es un camino abierto para otras mujeres.

La agenda de una mujer como Mónica Aspe está llena de compromisos, en su trabajo al frente de AT&T México, como consejera independiente en Volaris, o como parte de una mesa de trabajo de empresarias que buscan empujar la inclusión de género en el sector privado.

Y entre esos espacios, la ejecutiva considera que es primordial mantener las reflexiones alrededor de las carencias y dolores de las mujeres, desde una trinchera en la que puede incidir su creatividad: los espacios de trabajo.

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“Para mí hay tres principios de liderazgo fundamentales: la claridad en la visión, rumbo y misión de la compañía”, dice Aspe, en entrevista con Expansión Mujeres.

Desde que fue nombrada directora interina, apenas un mes después de que se declarara la pandemia de coronavirus, tiene claro que para sortear la crisis derivada de la emergencia sanitaria se requiere de un liderazgo con una visión muy clara de hacia dónde va la organización.

“Se puede alinear a un equipo con el que no se está en contacto para orientar las metas que queremos lograr”, dice la directora de una empresa, cuyo giro ha sido precisamente primordial para el mantenimiento de las operaciones de su compañía y las de muchas otras que tuvieron que seguir trabajando desde casa para evitar los contagios de coronavirus.

En 2020, la firma estadounidense tuvo ingresos totales en México por 2,562 millones de dólares en 2020, una caída anual de 10.7%. Aspe sabía que no sería fácil, debido a la pandemia de COVID-19.

Pero primero, lo primero: ¿cómo se trabaja con un equipo tan grande a la distancia?

“La capacidad de motivar al equipo y que lleve las acciones necesarias para lograr las metas es crucial, sobre todo porque la pandemia ha durado tanto. El equipo debe estar claro de a dónde vamos, por eso se tiene que generar ánimo y a la distancia”, asegura.

La exfuncionaria pública (fue subsecretaria de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes entre 2015 y 2017) se considera una persona muy flexible al cambio. “Fui emprendedora, tuve una consultora de asuntos públicos, trabajé en el Intituto Federal de Telecomunicacones (IFT), trabajé en la reforma de telecomunicaciones (2013)”, cuenta.

Su comienzo como directora interina de AT&T fue un reto pues coincidió con un momento sanitario crítico en el país. “Yo tengo un privilegio enorme: tengo un equipo completo y sano, pero el reto es enorme. Quienes tenemos ese privilegio debemos estar conscientes de que no somos la regla y que tenemos que actuar en consecuencia”, sostiene.

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Así que para liderar una empresa en esas circunstancias, las cuales profundizaron problemas que sufren las mujeres como la violencia doméstica o las brechas salariales en el trabajo, Aspe señala que priorizó la empatía sobre cualquier estrategia. “Se conoce a las familias de las personas con las que trabajas, se tiene que ver a tu equipo de una forma más integral. Por otro lado, están las políticas de Recursos Humanos”.

En AT&T México se ha establecido una política, para mujeres y hombres, en la que la fuerza laboral cuenta con 40 horas para cuidados que no tiene que justificar de ninguna forma. “Este tipo de políticas nos ayuda a todas las personas y emparejan un poco el piso los hombres y las mujeres”, dice.

El camino hacia la dirección

Aspe reconoce que, manera silenciosa, se excluye a mujeres de los espacios y eso genera dudas sobre las capacidades de las mujeres. “Sectores dominados por hombres que te dicen constantemente que no deberías estar ahí”, dice. Hoy, está convencida de que su situación es distinta en una posición de liderazgo, pero no sólo para ella, sino para todas las colegas que le rodean.

Con firmeza, y desde la dirección ejecutiva de un corporativo, asegura que la brecha salarial es una forma silenciosa de alimentar las desigualdades y también de minar la confianza de colaboradoras que, de otra forma, buscarían un mayor crecimiento.

“Trabajé durante muchos años en espacios y sectores dominados por hombres y supe que, cuando no hay un porcentaje mínimo en las organizaciones de participación de mujeres, se generan espacios excluyentes a partir de prácticas o lenguaje discriminatorio”, afirma.

Por supuesto, el síndrome de la impostora no se tarda en llegar.

“Tenemos una responsabilidad desde una posición de liderazgo de recordar lo que sucede en otros niveles, otros puestos; de recordar las dinámicas sexistas que envuelven a las mujeres para mantenernos empujando políticas en Recursos Humanos que cambien estructuralmente las condiciones de las mujeres”, apunta.

Y aun en una posición privilegiada, las dudas no se van, hecho que para Aspe tiene que ver con la confianza que las mujeres tenemos en nosotras mismas sobre nuestras propias capacidades para adaptarse a espacios distintos y poder sobresalir.

Por eso, insiste, es necesario construir espacios con condiciones de igualdad para las mujeres para que éstas, al igual que ella lo hizo durante su trayectoria profesional, puedan migrar de un espacio a otro para crecer. “Tenemos que crear espacios para crecer con el sentimiento de que lo merecemos porque tenemos el mismo derecho y talento”, exhortó.

No obstante, algo cambió en la percepción de Mónica respecto al síndrome que parece acompañar a tantas mujeres en su desarrollo: su consciencia sobre esa sensación de dudar sobre no tener las herramientas necesarias para hacerle frente a una responsabilidad.

“Está bien no saberlo todo todo el tiempo, ahora lo entiendo y lo atiendo con trabajo, con estudios. Me aseguro de aprender eso que no sabía, porque puedo”, dijo.

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Asegura que, para lograrlo, el primer paso que siguió es hacerlo consciente, porque de no hacerlo -sostiene- el contexto sólo refuerza las dudas. “Si no lo hacemos así, lo interiorizamos y ya le cedimos a otro el poder de decidir. Yo por ejemplo, sentí 10 veces que no podía y las 10 pude. Entonces, ahora sé que tengo las herramientas para identificar lo que me puede faltar, pero puedo arreglarlo”, dijo.

El hecho de que las mujeres tengan que trabajar más para compensar y lograr lo mismo que un hombre, sostiene, es una experiencia por la que mujeres a su alrededor no tienen que pasar. “En AT&T tenemos programas formales para impulsar la carrera de colaboradoras y programas STEM (ciencia y tecnología) para impulsar sus carreras con estas pasantías. Personalmente, creo que la mentoría es importantísima pues así se puede dar consejos, ayudar a alguien en un camino que quizá ya hemos recorrido”, dice.

Y la forma de enriquecer aun más estos programas, es combinar las habilidades y necesidades profesionales, con las personales: "Por ejemplo, ¿cómo se vive en pareja? ¿Hay violencia en casa? ¿Cómo se vive la maternidad?”, concluye.

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