Valeria Villalobos: “Los feminismos hicieron más crítico al mundo editorial”

La escritora y agente de relaciones públicas en Dharma Books cuenta su experiencia en la industria. "El mundo literario sigue siendo un mundo comandado principalmente por hombres", dice.
Las mujeres en la industria editorial

Valeria Villalobos Guízar es escritora y agente de Relaciones Públicas en Dharma Books. También se ha dedicado al periodismo cultural y después de haber estudiado Literatura en la Universidad Iberoamericana y Literatura y Periodismo en la Universidad de Buenos Aires, y más recientemente su máster en la Universidad de Madrid, se enfoca en la creación de estrategias de difusión y comunicación; así como la investigación en temas relacionados al arte y la sociología.

La escritora se ha posicionado sobre el feminismo de manera pública, incluso sostiene que éste no es una lucha en contra de los hombres, sino en contra el sexismo y sus distintas dinámicas de opresión, para hombres, mujeres y cualquier otra identidad o disidencia.

Para Valeria, el feminismo es emancipador porque ayuda a entender que todas las personas han recibido daños del patriarcado y que los han perpetrado también.

"Nos permite entender que el sexismo ha denostado la sensibilidad que exige de las mujeres y les ha robado a los hombres la posibilidad de ser vulnerables", dice.

Ahora cuenta cómo ha sido su experiencia en la industria editorial y cómo las propuestas que ha realizado desde Dharma Books pueden permear en el sector a favor de las mujeres.

E: ¿Cómo describirías tu viaje en el mundo laboral?

VV: Para mí ha sido una experiencia muy gratificante y también muy retadora. Tal vez es verdad el decir que “sólo lo difícil es estimulante”. Desde luego, hablo por mi propia experiencia en el mundo editorial mexicano, que ha sido bastante afable en comparación con otras experiencias que he escuchado. El mundo literario sigue siendo un mundo comandado principalmente por hombres y eso a mí me implicó tener que aprender cómo hacerme valer sin ponerme en riesgo, y sin perderme.

Además, yo comencé a escribir y a trabajar en editoriales desde muy joven, aún lo soy, pero entonces era una estudiante, tenía como 19 o 20 años, eso hacía el reto doble. Sentía que tenía que justificar mi participación y mis capacidades todo el tiempo, y que mostrar deseos de aprendizaje o dudas deslegitimaba mis habilidades, cosa que podía no pasarle a los hombres, que parecían tener una legitimidad inherente.

E: ¿A qué obstáculos te has enfrentado en la arena editorial?

VV: Mary Beard en “La voz pública de las mujeres” habla muy bien de las habilidades que muchas veces debemos desarrollar algunas mujeres para participar de un medio donde tu presencia y tu voz generan antes que cualquier cosa extrañeza y sospecha. Es un reto buscar abrir camino en el mundo literario y editorial y ser agente de decisiones sin que te vean como “usurpadora del poder” o sin que se justifique tu posición masculinizándote o degradándote.

Esto último no lo digo por mi propia posición, sino por lo que he visto sobre cómo se refieren a algunas líderes de la industria. Desde luego, como pasa en casi cualquier área de trabajo, tuve que aprender a lidiar con machismos cotidianos; primero a identificarlos, después a cuidar no reproducirlos y por último, aprender a hablarlos para desnaturalizarlos y evitarlos.

Por supuesto que no todo es ir a contracorriente, hay gente maravillosa y muy generosa que está dispuesta a dialogar y buscar dinámicas de trabajo más críticas. Creo que cada vez somos más mujeres las que participamos del mundo editorial en mejores condiciones. Los cuestionamientos de los feminismos han inaugurado posibilidades para que el mundo de las publicaciones sea más crítico con los roles de género, los prejuicios sexistas y otras formas de exclusión. Desde luego, aún queda muchísimo por hacer.

E: ¿Hay sexismo en tu panorama, incluso dentro de Dharma Books?

VV: Es importante decir que estamos trabajando en distintos niveles para buscar socavar los sesgos de género en nuestro espacio de trabajo y en nuestras maneras de (co)laborar.

Es fundamental atender el problema en todas las dimensiones de nuestra labor, no hacer pantomimas matemáticas de igualdad. Buscamos atender el reconocimiento de autoras, dictaminadoras, editoras, periodistas, lectoras, diseñadoras, críticas y gestoras, de todas las que somos parte de la industria editorial; lo mismo en lo que refiere a los puestos que ocupan las mujeres –en Dharma, más de la mitad del equipo está conformado por mujeres, y ocupamos puestos de liderazgo–.

Esto también vale, y de forma indispensable, para intentar generar dinámicas de trabajo más críticas y cuidadosas; buscamos repensar cómo abordamos los problemas, qué valoramos más en el momento de una crisis o en el instante en el que alguien del equipo requiere apoyo, cómo dialogamos, qué procesos seguimos para tomar decisiones y para el día a día. Ahí está el verdadero trabajo.

En 2019, Dharma Books anunció su primera convocatoria para Mujeres Poetas de Habla Hispana.

¿Por qué decidieron lanzar una convocatoria para mujeres en Dharma Books? ¿Qué resultados ha obtenido desde que la implementan?

VV: Éste no es un esfuerzo que se trate de un mero tema de cuotas, asunto que constantemente se desvía a pensar que algo así nos pone a decidir qué se valora más, si el género o la calidad. Ésa es la crítica de quien no comprende que esa mirada es ingenua y simplista porque supone una igualdad estructural anterior que no existe aún. Además, decidir acotar una convocatoria a que sea exclusiva para mujeres no excluye otros factores de evaluación de las obras, como su adecuación a la línea editorial y el criterio de calidad del sello. No tenemos miedo de declarar desierta una convocatoria así si no se cumple con lo anterior. No es un espacio para la condescendencia, esos espacios ya abundan y pueden ser igualmente dañinos para el fomento de estereotipos de género. Se trata de generar un espacio de encuentro que nos ayude a cuestionarnos cómo leemos, qué tipo de canon tenemos interiorizado, qué sí y qué no estamos valorando y por qué. Esto no es nada sencillo, porque no dejamos de ser un proyecto que está inmerso en muchas lógicas que buscan condicionar el trabajo editorial, como lo es por supuesto el mercado.

¿Cómo buscan incidir en la industria para que otras editoriales tomen medidas similares?

VV: No se trata de adoctrinar a nadie. Buscamos generar diálogos críticos y cuidadosos que nos hagan cuestionarnos con mayor profundidad nuestra manera de ser y hacer el mundo editorial. Afortunadamente es una conversación que estamos teniendo muchas editoriales.