Construir una red de apoyo para lidiar con el sexismo en tecnología

Sólo 35% de las personas que estudian carreras STEM son mujeres, ya en el mercado laboral, el panorama no mejora.
Young woman showing something on laptop to manager in factory warehouse. Two business women working together on laptop, checking the inventory.

Emily Brand, Chief Architect de Red Hat, una compañía trasnacional que provee software de código abierto principalmente a empresas, sabe que en la industria que trabaja aún no hay equidad. Y que ella misma ha podido repetir, de forma inconsciente, expresiones o prejuicios basados en género para referirse a sí misma, sobre todo en momentos en que dudó de su propia capacidad.

“Son comentarios que haces sin pensar en el impacto sólo porque los has escuchado toda tu vida, como que las mujeres son más buenas para diseño que para ingeniería o que si hay más hombres en el equipo de trabajo es porque son más los hombres interesados, que las mujeres”, reconoce.

Sólo 35% de las personas que estudian carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) son mujeres. Y ya en el mercado laboral, el panorama no mejora, pues a nivel global sólo 22% de los profesionales que trabajan en el desarrollo de inteligencia artificial son mujeres, de acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

A Brand le ayudó rodearse de aliadas y aliados en reuniones en las que sabía que sus interlocutores serían difíciles. “El sexismo siempre está presente. Por eso he podido desarrollar una sólida red de aliados en mi propia cadena de gestión y con las personas con las que trabajo a diario. También es útil tener lo que yo llamo mi ‘junta directiva’, que es un grupo de mujeres a las que puedo acercarme para discutir temas, decisiones o problemas profesionales menores y mayores”, dice.

Las tendencias del empleo muestran que las carreras STEM ocuparán la mayor parte del mercado laboral en el futuro, pero aún no se ha logrado una incorporación sostenida de mujeres en el mundo de la tecnología. Y el sexismo que tienen que enfrentar, incluso durante su etapa de formación, es uno de los factores que frenan su entrada.

“Durante mi carrera me sentí muy fuera de lugar como mujer y me sentí agobiada por exhibir mis ideas ante un equipo de trabajo y, muchas veces, sentí que no tenía el control de ser escuchada”, afirma Stefanie Chiras, vicepresidenta senior de Red Hat.

También algunas de sus compañeras se han sentido sofocadas por la presión de aportar valor en una industria que está dominada aún por hombres. En el caso de Chiras, su círculo personal más cercano fue una red de apoyo determinante, pues en el campo profesional no fue sencillo. Asegura que en el posgrado percibió una reticencia a que las mujeres se unieran visiblemente pues no quería que la gente pensara que necesitaban ayuda.

Después de trabajar en varias empresas del sector, como IBM, fue saliendo de ese estado de inseguridad.

“Ahora decido si escribo proactivamente una propuesta para que se escuche mi voz o si necesito solicitar una invitación a una reunión o un grupo de trabajo que no me haya contemplado originalmente”, dice.

Por su parte, Lucy Kerner, directora de seguridad global y estrategia de la empresa, señala que, en su caso, los hombres asumían que no contaba con conocimientos técnicos o que sabían más que ella, incluso antes de hablar directamente con ella o siquiera de conocerla.

¿Qué pueden hacer las mujeres para enfrentar el sexismo en su trabajo?

Emily Brand exhorta a las mujeres a tener una caja de resonancia con otras mujeres que tengan antecedentes y contextos diferentes, para encontrar apoyo en la inclusión y diversidad de los equipos. Una vez que se reúna a un equipo diverso, recomienda, es bueno invitarlo a conferencias o a juntas a las que de otra forma no tendrían acceso.

Kerner sostiene que una herramienta útil para mujeres jóvenes es concentrarse en el aprendizaje continuo de habilidades técnicas, pero también emocionales, para refutar cualquier concepto sexista que tengan sobre ellas al inicio de sus carreras.

Ella tomó cursos que le interesaban, de ingeniería y desarrollo de software; realizó periodos de prácticas en diferentes empresas de tecnología como Apple, Candence y Lockheed cada verano para poder adquirir experiencia tanto en ingeniería de hardware como de software y poder decidir a qué se quería dedicar.

“El campo de la tecnología cambia constantemente, por lo que es importante nunca dejar de aprender. Además, hay que estar dispuestas a correr riesgos si eso significa que podrías trabajar en una área que te interese más”, dice. En su caso, inició su carrera formal en IBM como ingeniera de diseño de microprocesadores, labor que continuó durante cinco años, hasta que se le presentó la oportunidad de tener un rol técnico de cara al cliente trabajando en la línea de servidores de IBM.

Aunque en un inicio dudó porque no entendía completamente lo que implicaría el nuevo rol como arquitecta de nube, pues antes se dedicaba al diseño de microprocesadores, sabía que era su oportunidad para adquirir habilidades más allá de la ingeniería.

“Ese rol me enseñó cómo hablar con los clientes de manera eficaz, presentar proyectos para una gran audiencia y más. Y todas estas habilidades me ayudaron a llegar a donde estoy hoy. Así que mi viaje profesional te dice cuán versátil es realmente el campo de la tecnología”, dijo.

Kerner, en cambio, recomienda el impulso del networking de mujeres en los campos de tecnología, puedes de esa forma puedes enterarte de qué otras oportunidades existen en el mercado, pero también sobre en qué condiciones están trabajando otras en su área.